CUANDO MAÑANA EMPIEZA A SER HOY

Durante los últimos años la sociedad vive constantemente aplazando para un mañana futuro las grandes metas de nuestro tiempo. Curar el cancer, explorar el espacio mas allá de lo conocido, la paz mundial, la erradicación del hambre o el bienestar social pleno son objetivos que piden a gritos y a golpe de actualidad un hueco en la agenda de hoy sin conformarse con figurar en la carpeta de asuntos pendientes en los archivos de gobiernos e instituciones. El mañana empieza a ser hoy, y de seguir así será ayer, por lo que tendremos que apurar y sacrificar el perfeccionismo que requieren tales tareas para dar respuesta rápida a situaciones que de aquí a no mucho tiempo podrán superarnos de sobremanera. Es la hora de dar el paso, de que lo viejo se haga a un lado, que la ilusión y la frescura ocupen los lugares donde se toman las decisiones que nos afectan a todos, y ofrezcan al mundo un halo de esperanza que nos guíe por el camino correcto para acometer los desafíos de nuestro tiempo.

A lo largo de la historia los grandes pasos dados con éxito han sido precedidos de la determinación y el convencimiento de grandes líderes que eran hombres de sus tiempos, pues es esto lo que necesita una sociedad fuerte y decidida, hombres para su tiempo, para hoy, no para mañana, pues es aquí y ahora cuando tenemos que poner todas las cartas encima de la mesa, todos los medios y las posibilidades a las que el hombre tiene acceso para ofrecer soluciones tangibles a un mundo que agoniza por momentos pidiendo, suplicando en algunos casos, que acabemos de una vez por todas con los males de nuestros tiempos, para tener la fuerza y la preparación necesarias para seguir avanzando día a día en la construcción del planeta soñado y anhelado desde el comienzo de la vida.

Por todo esto hagamos sitio a los que están llegando. Pues piden paso aquí y ahora para contribuir a la lucha constante en la que estamos enfrascados, peleando cara a cara contra lo desconocido, sin resignarse a esperar su momento en un mañana no especificado donde, quizá, el deseo y la entrega de hoy no sean suficientes para afrontar los obstáculos que la historia y el destino nos preparan sin previo aviso.