PERSPECTIVA, PRIVILEGIO Y RESPONSABILIDAD

España vive hoy una jornada de elecciones democráticas. Añado el calificativo porque es algo que cada vez con más frecuencia suele olvidarse en este país. Es, además, en las elecciones europeas como las que hoy se celebran, cuando el calificativo que he utilizado no solo es olvidado sino que también es ninguneado por la actitud de un gran porcentaje de la sociedad española provocando que la gran triunfadora de estas elecciones sea la ABSTENCIÓN.

La abstención, en teoría, es un elemento más de la democracia, un uso respetable de ella, pero no en esta ocasión, ni en casi ninguna actualmente. La abstención, en un 98% de los casos es debido a la desgana de votar, o a la convicción de que no sirve de nada y alejarse del sistema para luego criticarlo, no es tomada como un método de protesta contra él, ni como un gesto para mostrar desacuerdo contra las propuestas realizadas por los partidos que se presentan.

Esto me provoca pena, pena ante la falta de memoria de lo que significa participar en unas elecciones, del esfuerzo, el sacrificio y, en algunos casos, hasta el sufrimiento que muchas personas padecieron para conseguir que todos pudieramos participar en la vida política y elegir a nuestros representantes.

Por todo esto creo que tendríamos que reflexionar y darle la importancia que merece de verdad, y sobre todo luchar contra la desidia y la dejadez de una gran parte de la población adulta, y esto, tendría que ser el principal objetivo de la clase política, concienciar y fomentar la participación popular, por encima de escándalos de corrupción y polémicas vacías de contenido y forma.

Votar es un privilegio que tenemos que utilizar, con responsabilidad, y sobre todo, con perspectiva, para conocer el verdadero valor de su significado.